domingo, 16 de agosto de 2009

El espectáculo NO siempre debe continuar...


Cuando corté la amarra que nos sostenía,
corté también el sentimiento.
No tiene sentido flotar sobre el suelo,
si el motivo ya no existe.
Caímos... tú sobre tus dos pies, firme y fuerte.
Yo, despedazándome e intentando reunir
lo que más pude para continuar.


Irónico destino nos aguardaba al doblar la esquina,
antes acompasados, ahora lejanos.
Podría intentar algunas fórmulas para dejar de ser,
pero creo que el consuelo sería escaso
y el sacrificio demasiado costoso.
Podrías ahorrarnos este momento,
las palabras de más y el cariño compasivo.
Podría mirar hacia otro lado, desviar las caricias
y fingir serenidad, huír, correr, dormir, olvidar...


Ingrato resultado tuvo esta unión, soñamos algo
y terminamos en un sitio equivocado.
Intentamos buscar una salida, pero nos perdimos aún más.
Quisimos regalar algo único, cuando jamás dejamos de ser
los egoístas de siempre,
jugando a la solidaridad de sentimientos...

No, así no debía ser, era otro el guión,
los papeles se confundieron
y el espectáculo resultó ser la representación
de nuestros más patéticos intentos de sentir...
Por eso el telón se cerró y las butacas se quedaron vacías,
los boletos se rompieron y el título
del cuentito romanticón que quisimos protagonizar,
ya es parte del olvido colectivo que nos aqueja...

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