viernes, 23 de noviembre de 2007

Desolación...


Quisiera no tener tantos malos episodios acumulados en las montañas de recuerdos que retiene mi memoria. Tener menos desamores y más amor, la compañía constante que tanto necesito, pero a la que siempre termino por alejar. Qué me detiene, por qué le temo tanto a la felicidad?. Si pudiera tan solo desatar todas estas malditas amarras que me mantienen unida al constante dolor, mi corazón pide a gritos una regeneración, alguien que pueda cuidarlo y procurar una mejoría en su latente agonía. Mi necesidad, mi carencia, mi anhelo, mi ilusión... es amor. Pero me cuesta tanto encontrarlo y, más aún, conservarlo, habiendo tanta desolación dentro de mí. Si pudieran ver que sólo soy una niña asustada frente a la vida, una niña que pretende ser fuerte, que abre la boca recitando palabras que resultan ajenas a sus sentimientos, por mal protegerse, por mala costumbre, por un infinito y terrible miedo a perder, a sentirse más sola de lo que se ha sentido en la vida... Esa soy yo, una niña, aunque me cueste aceptarlo, aunque me empeñe en negarlo. Estoy asustada, la soledad no es la compañía que deseo, pero no sé cómo encontrar una salida a este círculo vicioso que recorro una y otra vez. Veo cómo se alejan de mí quienes intentan en vano contagiarme de optimismo y esperanza, pero los siento tan extraños. Mis labios se niegan a pronunciar conjuros que permitan mantener con vida el amor que inicio, pero jamás sostengo. Me siento cansada, mis sentidos comienzan a atrofiarse en esta sequía de sentimientos que me ha invadido, sentimientos aniquilados por mi conciencia brutalmente racional. El frío comienza a sentirse muy profundamente, mis latidos no responden al llamado de mi corazón, no se sienten encontrados por la vida, entregándose a un ritmo sin sentido, sólo por obediencia. He derramado tantas lágrimas en la espera de una señal que me diga qué debo hacer. No dejo de mirar el cielo en busca de respuestas, una luz que pueda esclarecer mis grises dudas... No puedo seguir así, cada día me parece sólo un aumento a esta condena, a este constante sentimiento de vacío que se ha alojado muy dentro de mí, a esta soledad que me sigue partiendo el alma... Ya perdí la fe, perdí las esperanzas, perdí el amor... ahora comienzo a perder las ganas, todo pierde el sentido, no veo cambios y no puedo comenzar a provocarlos tampoco, estoy cansada de esta sobrevivencia a medias, de estas horas de agonía, de esta inconsciente melancolía...

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio