miércoles, 31 de octubre de 2007

Desunión...


Desato la unión que me conectaba a las entrañas de aquella inesperada condena. Mis propias ganas de rebelión me han llevado a esta crisis con destellos de anarquía insolente.
No tengo suficiente endulzante para suavizar las filosas garras que mis propias letras han desarrollado, serán de muerte, como vil presagio de desunión que acapara las sílabas hasta fenecer en el mismo y puro dolor, el de compartir el lecho, cual tumba naciente que conlleva a la cima de la catástrofe desatada en la mente de un simple transeúnte cualquiera, sin pasaporte ni estadía duradera, por el simple hecho de navegar en las turbulentas aguas del horror, donde un grito desgarrador puede ser una melodiosa canción sin creer en una esperanza sutil, ni destellos de luz, ni salvadora tabla de auxilio...

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