martes, 28 de agosto de 2007

Memoria...



Mis pasos convergían en lúgubres senderos, adornados por vestigios de oscuras risas retumbantes en los tímpanos, atiborrados de desechos desgastados por el tiempo imparable. Cada fugaz ilusión que osaba cruzar ese espacio, era aniquilada por un sinfín de desastrozas sentencias de mala fe, por desalientos huracanados llenos de descaradas miradas desafiantes. Vegeté entre los límites de un submundo, creyendo sobrevivir por inercia, por costumbre y desvelo. Aturdida en la agonía de la ausencia, en la amargura de la destrucción, en la espera incesante de un hilo de ceguedad garantizada. La paciencia era olvidadiza, me rehuía constantemente, sin poder reconciliar mis ansiosos anhelos de libertad. Intenté en vano ordenar el caos que reinaba en mi reino, los desastrozos pensamientos se sublevaban en la anarquía de mis intentos... Hoy la reminiscencia de mis lamentos puede colarse en mis ratos a solas, pero jamás logrará impornerse en este momento baldío de lágrimas, sin tristeza demente, ahora relevada de esta vida, sin destellos fugaces ni perennes...

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