martes, 4 de diciembre de 2007

Hoy...




Hace unos días, escribí sobre el vacío, la carencia de emociones y de sentimientos. Me parece irónico leer eso ahora, cuando pareciera que todas las emociones se me vinieron encima de un momento a otro... Todas las lágrimas que no he derramado en mucho tiempo, parecen explotar hoy, la tristeza ha calado muy profundo en mi y no sé cuándo decidirá abandonarme... Siempre he intentado aparentar ser fuerte y fría, pero es sólo eso... apariencia, porque hoy, más que nunca, me reencuentro con esa niña asustada que realmente soy, la que le teme a la vida y duda de cada paso que debe dar. Es extraño, el vacío que siento no lo llenan las personas que me rodean, ni mi familia, mis amigos, nadie...

Hace tiempo que no me sentía así, había permanecido enajenada de mis propias emociones y creo que hoy comienzo a pagar las consecuencias. Tengo tanto dolor guardado en mi pecho, que a ratos siento que se abrirá y explotará junto con mi corazón. La frustración se apodera de mis escasos logros y me deja un sabor a sueños rotos.

Sí, sé que soy joven, que tengo toda una vida por delante (supuestamente), pero qué hago ahora???... Es hoy cuando me siento atada de manos frente a la vida, con los ojos vendados, sin poder ver las cosas que se supone me haría feliz... Siento que los sueños se ven tan lejanos, tan inalcanzables, que todo lo que siempre atesoré, ahora no es más que un montón de recuerdos añejos, su efecto revitalizante se está esfumando, tal como se me escapan las ganas y los motivos por los que sonreír... Tal vez todo se resuma en que soy una egocéntrica egoísta, que no puede ver más allá de su propio dolor, pero de qué me sirven ahora mis ojos, si todo lo que veo es uniformemente gris???. No se trata de un momento que, tal como llega, se va... No, hace mucho tiempo ya que me cuesta sonreír, que no puedo dejar mis ansias volar libremente, porque el temor ha cortado sus alas... Pero no puedo pedir que los demás se conformen al verme así, que lo acepten y no me cuestionen, si yo misma me he encargado siempre de disfrazar todo este sentimiento que ahora se vuelve asfixiante. Sólo quisiera cerrar los ojos y olvidarme de este dolor que no me deja continuar, que las palabras y los recuerdos me abandonaran, llevándose con ellos todas las malas ganas de sumergirme en el vacío para siempre...

Sólo quisiera que, por una vez, pudieran comprender lo que significa vivir con este ardor constante en el corazón, el que cada día crece y se convierte en el centro y el origen de mis lágrimas, de mis intentos fallidos, de mi mutismo necio, de todo lo que soy y quisiera dejar de ser... El centro de esta soledad que cala hondo y destruye, de este gentío en el que estoy inmersa, pero que no acompaña, de las risas forzadas y la frialdad como máscara que disfraza mi alma destrozada...

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