Certeza...
Creo que nunca te vi, nunca te conocí.
Imaginé tu abrazo, intuí tu encanto,
presentí tus pasos, dibujé tu figura,
soñé tu latir, mezcla de risa y llanto.
Supe de tí por los recados que trajo el viento,
de tu sencillez, tus motivos, tu pasión,
supe también de tus caídas en cada momento,
de tu ansias, tu fulgor, aquella sublime tentación.
Te esperé, aguardé tu llegada,
velando celosamente el sentimiento.
Pude recorrer tierras lejanas, dejarlo todo,
para terminar contándole mi historia al desierto.
Puede que nunca llegues, no como espera el tiempo,
puede que te detengas sólo un instante,
para después buscar otro rumbo,
quizás ya con otro destino, buscando otra mirada,
otros labios, otra compañía, otro abrazo...
Pero aunque, tal vez, nunca nos encontremos,
sabré que siempre te esperaré y esa certeza,
puede que sea mi mejor compañía...