sábado, 26 de enero de 2008

Mil Veces...


Que me desangré mil veces, o pareció ser así.

Vacío... sólo eso se siente hoy, con el frío ayudando a

que las palabras sean ahuyentadas sin razón...

Mil veces quise dejar de ser, pero otras mil

ví mis intentos desvanecerse por el miedo...

Mil veces intenté gritar y dejar escapar el torrente

de malos pensamientos, pero mil veces mi voz

se vió silenciada y mi lengua mordida...

Que no se puede dejar de recordar,

la verdad suprema, más creí borrar mi memoria;

me engañé, fingí y reí cuando sólo quería llorar.

pensé tantas cosas, hasta creí soñar,

pero sólo eran pesadillas reales,

con los ojos abiertos observando la desdicha...

Es mil veces mejor cerrar los ojos, ahora lo sé...

aunque ya sea tarde...

Y no haya cabida a los arrepentimientos...

lunes, 21 de enero de 2008

Puerta hacia la libertad...


He abierto una nueva puerta, se encontraba escondida entre tantas paredes que forman parte de mi fortaleza... Una luz se vislumbraba unos pasos más allá, la calma y el desasosiego podrían contagiarme, regalándome un poco de paz... Encontré una salida, un escape a la rutina que tanto agobio me produjo, un difícil camino de disculpas y reivindicación, de sollozos y también dolor, pero dolor mezclado con alegría, con alivio y entendimiento.... Aquí me encuentro desde hace algún tiempo, conociendo y familiarizándome con el que será mi nuevo hogar... un lugar que no estará protegido por altos muros, ya no me podré refugiar, ni menos ocultarme de los demás... Ahora estoy expuesta, pretendiendo mostrar lo que tanto temí, esperando recibir menos daño que las veces anteriores, porque hoy sé que mi carcaza la he dejado caer, que mis manos están cansadas de fingir y buscar caricias sinceras, sin medios sentimientos...
Creo que aquí me quedaré, aguardando el momento en que alguien decida acercarse y conocerme realmente... Nada más puedo ofrecer, sino es sinceridad y transparencia, sin máscaras ni razones para huír...
Cuánto me arrepiento de no haber abandonado antes esa fortaleza que me cubría, he perdido tanto... Ahora comprendo que mis errores serán mi mayor culpa por siempre... mi más grande pérdida siempre serás tú... pero ya no es hora de lamentos, esta puerta no me conduce hasta tí, porque tu camino hace mucho que se alejó del mío y ya más nunca se volverán a cruzar...

viernes, 18 de enero de 2008

Desvarío...


Cubriré con hielo mis cicatrices, para así borrar esa visión de dolor que deseo ocultar. Tal vez recurra también al silenciador de palabras, o al cínico endulzante para aminorar el daño que recurrentemente causan... Podría dejar de ser también, o ser todo a la vez... las sonrisas actuadas, el fallido paso del tiempo, los oídos atestados de palabras necias, las falsas caricias regaladas entre la rutina, el sopor de los párpados cansados, el destierro del placer y la somnolencia de los intereses... Todo lo que se ha deslizado entre los dedos resquebrajados del olvido, la inherente soledad y los ratos de compañía fugaz... Podría olvidarlo todo y fingir comenzar de cero, sin cargas, sin culpas, sin rencores, sin alegria... Podría ser la sombra de lo que soy... O la luz de lo que fuí; el contraste perfecto, la fuerza extraviada y la calidez del amor... O podría simplemente ser nada, esfumarme entre lo palpable,abstractamente extinguir mis latidos, mis intentos y sucumbir ante la inexorable oscuridad, fundirme con la Nix y militar entre sus filas etéreas, apaciguando así mis anhelos, sedando un poco los efectos de mi locura...

domingo, 6 de enero de 2008

Un paso...


Que extraño es todo... viajé sintiendo un temor enorme de reencontrarme con él y todo lo vivido, porque no quería tenerlo frente a mí y darme cuenta de que todo ese amor que intenté ocultar durante todo este tiempo se me viniera encima y no puediera hacer más que aceptarlo, sin poder oponerme a él... Porque sabía muy bien que no podría controlar el sentimiento como lo hacía por teléfono, donde recitaba las palabras por inercia, envolviéndolas de esa frialdad que tan fácil me resulta fingir... pero al momento de mirarlo a los ojos, escuchar su voz y sentirlo tan cerca de mi las cosas, seguramente, iban a cambiar... ya no podría continuar con mi actuación, mi mirada falsa me delataría y tendría que tragarme todas esas palabras llenas de estúpido desamor que por tanto tiempo le había dicho...


Viajé con las manos temblorosas y la sensación de tener el corazón en la garganta... Las ideas eran confusas y sabía que el momento se estaba acercando y que no podría escapar como tantas otras veces lo había hecho... Y mi celular sonó, en la pantalla brillaba ese nombre que tantas cosas significa para mí, el que automáticamente se ve asociado a millones de recuerdos, sonrisas y lágrimas... Me obligué a responder, no había cabida a la cobardía, sabía que tarde o temprano tendría que afrontar ésto y ya no lo dilataría más... Unas palabras, un acuerdo, calles conocidas, un lugar concertado... y el reencuentro estaba pactado con hora y lugar específico e infinitamente conocido para ambos... No sé cómo el tiempo logró escapar tan rápido. Al parecer, las manecillas de mi reloj iniciaron una loca carrera para que el momento de vernos nuevamente se acercara cada vez más rápido... Unas horas se transformaron en segundos para mí y, casi sin darme cuenta, me encontré sentada en ese lugar que tantas otras veces había sido testigo de nuestros encuentros furtivos, de nuestras apasionadas palabras de amor, de minutos llenos de desenfreno y locura...


Pasaron unos minutos y ví su silueta acercarse; sentí como mi cuerpo se convulsionaba por el nerviosismo y la emoción. Poco a poco, al acercarse, sus rasgos se hicieron claros y pude ver su rostro, sus largas piernas, su cuerpo fornido y esas manos que tantas veces se entrelazaron con las mías sellando nuestra unión. Creí caer en un pozo de tristeza, pero al sentir su abrazo todo cambió; lentamente el hielo se rompió y dejamos que nuestras palabras salieran, pudiendo aclarar tantas cosas que seguían inconclusas. Escuché todas las razones, los por qué que tanto necesitaba oír. A ratos, el silencio se adueñaba de nuestros labios y unas lágrimas se asomaban en nuestros ojos, sabía que para ambos era difícil estar así, frente a frente, después de tanto tiempo esperando por este momento. No tuve noción del tiempo, no sé por cuántas horas estuvimos relatando los sucesos de nuestras vidas en este tiempo distanciados, hasta llegar al presente... No puedo explicar lo que sucedió en mi, pero sin pensarlo siquiera, sentí cómo ese dolor, que tanto tiempo invadió mi corazón, me abandonaba con cada palabra que salía de mi boca... sin necesidad de recurrír a la falsa frialdad a la que siempre acudía como máscara de protección... simplemente dejé que mis sentimientos hablaran por mí y fue la mejor sensación que pude experimentar... Un alivio sanador se apoderó de todo, las miradas se aclararon y un nuevo sentimiento surgió; ambos lo comprendimos y sólo sonreímos... Un profundo abrazo selló el inicio de una nueva relación, sin dolor, sin remordimientos... sólo con la certeza de que todo lo que en el pasado vivimos será siempre algo muy importante que atesoraremos en lo más profundo de nuestros corazones, pero que ya más nunca se mezclará con sufrimiento, porque todo está aclarado, porque las palabras que necesitábamos oír fueron dichas y sirvieron como la mejor cura para nuestros corazones...


Tanto tiempo dejé pasar, tantas lágrimas fueron derramadas por él... y ahora que, finalmente enfrenté lo que tanto temía, me doy cuenta de todo el tiempo que perdí, de todo el dolor que en vano viví... porque hubiera sido más fácil armarme de valor antes, habría comprendido todo lo que hoy sé, sentiría desde hace mucho el alivio que hoy siento... Porque hoy comprendo que sólo necesitaba escuchar todo lo que su boca me reveló, mirar sus ojos y sentir ese abrazo de despedida que tanto anhelaba mi cuerpo, para poder dejar todo atrás, para cerrar definitivamente este amargo capítulo, para poder mirar el futuro sin ese dolor que me ligaba siempre al pasado... Porque hoy me siento mucho más viva de lo que recuerdo haberme sentido desde hace tanto tiempo, las cosas han cambiado, los sentimientos se transforman y nunca supe darme cuenta de ello, pero ahora que sé todo ésto, puedo decir con toda convicción que he podido dar un paso seguro hacia la paz que tanto necesitaba para continuar adelante y la sensación de bienestar ahora es indescriptible...